lunes, 24 de octubre de 2011

Parece un día normal

Parece un día normal. Cuelgan las horas, la misma foto de la calle con el color y el olor a lo cotidiano..... La gente pasa con sus prisas como en un carro sin ruedas deslizando un rumor triste. Hace un ligero fresco que se pega a la piel como un velo transparente..... Nadie sabe que es un día especial. Nadie sabe que al amanecer, se abrió una brecha profunda por donde los ángeles sembraron de maravillas  y de paz la mañana, ángeles capaces de tejer miradas de música, caricias de ababol, y ternura de amores que solo los ángeles conocen. Buscaré la sorpresa de cada amanecer con el silencio de la noche, pero sobre todo, con la quietud del alba, semejante a tus caricias.

lunes, 18 de julio de 2011

Hoy es un buen día

Hoy es un buen día.
Hoy todo se mece, como cualquier día, a nuestro alrededor.
Hoy las cosas fluyen, algunas con rabia, otras mansas, pero siempre con la naturalidad de un río.
Hoy luces como siempre, como siempre tu risa, la luz de tus ojos y en un rincón, esa pena lunera.
Hoy trajinas como en un buen día y, a ratos te paras y me miras. Y me abrazas. Y así nos trepamos hasta la cima de un beso.
Hoy, como cualquier día, te miro a hurtadillas y a veces, cazas al vuelo los ojos que me brillan y enciendes con ellos la tierra.
Hoy, no sé que pasa por este mundo loco, pero con tus manos entre las mías, crece el sosiego a las orillas de mis venas.
Hoy es cualquier día de esos que trae viento y nubes, donde la gente entra y desaparece, de silencios y llamadas, de esos días que las olas del mar de los tiempo mueren entre nuestros cuerpos.
Hoy es un buen día para quererte, como todos los días.

lunes, 10 de enero de 2011

Ángel Tobías

Artajal era el nombre de la ciudad secreta donde Ángel Tobías moraba. Encontrar los secretos íntimos de otros resulta excitante y emocionante conforme te acercas a la auténtica verdad de quien la oculta con tanto celo. Tobías era mi amigo desde lo menos 15 años atrás. Me costó casi uno entero -al principio de nuestra relación- arrancarle una frase de 5 palabras seguidas. Unos ojos y mirada oscura remataban un rostro ovalado, de tez blanquecina y de una delgadez ofensiva. De su cuerpo enjuto y largo colgaban a manera de brazos unos huesos forrados de piel y rematados por unos dedos que se me antojaron, desde el día en que lo conocí, tenebrosos y poco dignos de confianza. Tal que así, este tipo me cayó bien nada más conocerlo.
Pese a nuestra diferencia generacional (nos separan casi 20 años) o tal vez por ello, un instinto paterno filial hizo que cada vez que coincidíamos en una excursión, me aproximara a él e iniciara un monólogo, porque otra cosa era difícil.
- Este chico da miedo... parece tan siniestro.... tan raro..... tan callao... -argumentaba mi pareja- No se que ves en él para darle tanto palique.
Efectivamente, tenía hacia él una cierta tendencia amistosa que aparentemente no se era correspondida.
Evidentemente nuestra relación cambió con el tiempo pero siguiendo sus patrones: nada de excesivas alegrías, bromas las justas, y los chistes bien argumentados para que pillara la lógica. A pesar de todo siempre lo trato como un amigo más, aunque Tobías por su parte, nunca me cuenta nada de su vida, salvo las dudas existenciales.
El caso es que después de tantos años, noté hace un tiempo que algo en Tobías había cambiado. Más o menos su línea era igual de triste, pero sus frases superaban las veinte palabras y sobre todo, se reía de los chistes. Mejor dicho, sonreía con ellos. Pronto supe el motivo de su cambio, y fue él mismo quien no pudo aguantar su secreto.
Artajal era la ciudad digital donde mi amigo tenía montada una vida paralela y desde donde el muy bellaco ejercía de corsario en las redes. Tras el antifaz del alias “Montesinos” , tras la máscara de un avatar dotado de un insinuante tupé, este pirata tiraba del teclado con la gracia de un diestro maestro del florete, se lazaba por las lianas de la osadía con un desenvolvimiento digno del corsario que se cree dueño de los océanos digitales. Se mostraba locuaz, inteligente, rápido, gracioso, morboso hasta el límite de la indecencia, sensual, y sensible además de culto. Lo tenía todo y a todas. Montesinos realizaba sus incursiones en blogs, redes, páginas, chats... todo lo que se movía a través de la red, allí estaba mi amigo dejando secuelas y acotando su territorio, enamorando, engrosando su fila de seguidores. Nunca se daba a conocer pese a las numerosas solicitudes porque fuera de la pantalla luminosa de su ordenador, la sombra de Tobías oscurecía la gracia de Montesinos.
Sentados en la mesa de una terraza lo observaba silencioso, acercando casi con miedo su taza de té a sus finos labios ocultos entre la densa barba. No me lo podía creer.
- La leche, qué complicado es todo esto –pensaba para mis adentros- Qué viejo estoy para estas cosas.

domingo, 24 de octubre de 2010

El cura

Mi pueblo al día de hoy es un espejismo de lo que fue antaño. Treinta abuelicos, dos perros y siete gatos componen su censo diario. Los fines de semana se duplica la cabaña con los hijos pródigos que acudimos, unos a buscar tranquilidad y largos paseos por el monte, otros a saquear las bodegas de los abuelicos censaos. A mi pueblo lo circundan unos cuantos más de las mismas características, sólo se diferencian en que la parte de hijos pródigos saqueadores es menor (ahora que no me leen aprovecho para incidir en el echo ampliamente discutido de que el vino no tiene nada que ver con las nuestras, pero esa es otra guerra) y la Santa Iglesia Católica que tiene parecido censo entre su tropa, no encuentra pastores jóvenes dispuestos a recorrer 7 pueblos con unas carreteras que el mismo Dios y el Ministerio correspondiente tienen abandonadas a su suerte desde tiempo inmemorial. Sabia e inspirada y con recursos en el Nuevo Mundo, la curia pensó
acertadamente que no son malas tierras para curtir a párrocos jóvenes de Latinoamérica. Y nos puso de párroco a un joven treinteañero colombiano llamado Gilberto. Un tipo grande, de facciones duras y morenas, voz abigarrada y mirada dulce, es decir un bonachón de metro noventa y ciento veinte kilos.
Al grano. Pues como quiera que en estos pueblos el Santísimo reclama a muchos de sus hijos, la iglesia sólo se llena en entierros, porque los bautizos son pocos y lamentables y las bodas escasas y sin futuro. En el último que estuve, Gilberto se sentía feliz frente al rebaño de feligreses que abarrotaban la iglesia. El buen hombre, bien dotado pulmonarmente se cebó con el incienso y llenó la Casa de Dios de una espesa niebla a
la que por los pelos no palman el resto de abuelos del pueblo de pura asfixia. Pero él era feliz. Llegó el momento del sermón. Con su voz profunda y agreste, nos recordó nuestros pecados, nuestros olvidos, nuestra vida miserable y apartada del camino de Dios de tal manera, que allí no se oía una mosca. Todos mirábamos al suelo cabizbajos soportando la bronca y pidiendo en nuestros adentros que por favor, no nos pusiera tarea ni castigo. Yo temblaba pensado que pudiera bajar del púlpito y pillarme de las orejas.
En un momento de su sermón pidió por la paz y la armonía para la huelga del día 29.
Me faltó tiempo para llamar a mi amigo sindicalista, una vez nos dió la bendición, una hora y quince minutos después de entrar (eso son misas, por cierto).
- Tío, que desde mi pueblo, el párroco ha pedido para que Dios os ilumine a todos y seáis capaces, todas las partes, de comportaros como hermanos de un sólo Padre. Que ha dicho que todos tienen sus libertades que necesitan ser respetadas
–lo decía por los piquetes- y que ante todo tienen que prevalecer los intereses cristianos.
- Vete a hacer puñetas – me aspetó de muy mala gana-

Yo le perdono porque sólo faltan horas y son los nervios clásicos de una prueba de fuego, pero sobre todo porque, pase lo que pase, volveremos a tomar un vino un día de éstos y eso, entre amigos, tiene el mismo misticismo que una bendición de Gilberto.

La Clave

Existe un concepto que es CLAVE.
Como un arco de piedra que se sustenta con sólo una piedra que se sitúa en el centro superior, que se llama casualmente clave, todo lo que has podido aprender y aprehender sólo son piedras que forman un arco que sólo sustentara una clave: APTITUD
En nuestras Vidas suceden, han sucedido y sucederán cosas que nos implican: la muerte, la Vida, las traiciones, el amor, la desilusión, la frustración, la belleza, la soledad............ Todo sucede a nuestro alrededor y como actores de una película, nos implican en mayor o menor medida.
La Aptitud que conservemos hacia todo ello, determina la calidad de nuestra vida, determina nuestra sensación, determina que nuestra existencia sea una cosa u otra. Pero es una determinación personal y libre que esto suceda. La Aptitud que las personas tomamos ante estos acontecimientos de la Vida (que sucederán queramos o no queramos) determina el grado de vivencia de cada uno de nosotros.
Seguramente te harás la pregunta del millón, la que algunos nos hemos hecho un día ¿cual es la aptitud correcta, la buena? Sólo hay una y requiere una preparación que de alguna manera estás aprendiendo. Yo la defino como la del espectador de cine: ve desde un plano diferente lo que sucede en la película, le afecta lo que sucede, pero desde un plano que no le implica más de lo que el suceso en sí mismo es.
Un ejemplo: Se muere un ser querido. Es algo que nos afecta y sentimos pena porque no veremos más a esa persona a lo mejor muy querida y cercana. Sufrimos su pérdida y sentimos igualmente el dolor. Pero aceptamos ese echo como algo que es inevitable y como hemos aprendido a aceptar las cosas que nos suceden como algo inevitable y nos hemos "reforzado interiormente", aceptamos esa situación y la asumimos como lo que es. Nuestro mundo, nuestra vida puede seguir "imperturbable".
Es una manera diferente de "sentir" difícil de definir y explicar y que te sucede poco a poco.
En caso de una pareja, pues es lo mismo: según la posición que adoptemos, según nuestra aptitud ante eso, determinará el "destrozo" que se produzca ante lo que seguramente será inevitable.
La otra aptitud es la de Forrest Gam. La Vida es como el devenir de una pluma a merced del viento. Depende de la aptitud que tomes ante ello, se determinara el efecto. Pero sobre todo, sobre todas las cosas, lo importante es como el ejemplo del arco, un buen diseño, la utilización de unas piedras duras, su colocación perfecta y al final, sustentar todo con la Clave.
Sólo así seremos capaces de construir nuestra propia vida, capaz de soportar cualquier circunstancia de la vida y preservar nuestro jardín de tempestades y abrasadores calores.

martes, 16 de junio de 2009

MI CORTADITO CON TRES CHURROS

Se llama Sole y trabaja en un cafetería del centro. Suelo acudir con toda la frecuencia que las prisas del día a día me permiten. Pero cuando es posible, el cortadito de media mañana se convierte para mí en todo un ritual. En la percha situada en la entrada cuelgo la agenda, los problemas y los temas pendientes. Tengo, como no podía ser de otra manera, mi rincón preferido situado al final de la barra, en un lugar donde ésta se requiebra para dejar un hueco que casi nadie ocupa. Desde el otro extremo, junto a la cafetera, Sole me mira solícita con su sonrisa espumosa. Le respondo con un asentimiento silencioso y cómplice a su demanda. En apenas un minuto tengo delante de mí el cortadito.- ¿cuanta dosis de felicidad te sirvo este vez? Me pregunta abiertamente y con una sonrisa que le agradezco de corazón.
- Con tres churritos creo que estaré servido - le respondo-
Entrada a la cafeteríaSole habitualmente, tiene un semblante serio que no invita precisamente a la conversación. También es cierto que es una barra demasiado larga para ella sola y a menudo se tiene que multiplicar para atender ágilmente a los clientes.
- ¡¡ ah, bueno, eso es buena señal!!Su sonrisa efímera bien vale una buena confirmación, aunque no sea cierto, porque quiero imaginarme que para ella, como para mí, estos momentos son solidarios y gratificantes.
- Ya sabes que soy muy conformao!!!
Se rie y diligente como siempre va en busca de mis tres churros.
- Aquí tienes. ¡Que los disfrutes, chico!!
- Gracias, Sole. Así será.
Y en mi rincón, donde un sol temprano y frágil me acaricia el rostro, me voy tomando mi cortadito con una ligera espuma entre blanca y marroncita. Mojo entre complaciente y parsimonioso mis crujientes y aceitosos churros, a veces leyendo los titulares de prensa; otras mirando el deambular anónimo de la gente a través de ventanal, pero sobre todo, saboreando la crujiente corteza dorada del churrito empapado en un aroma de café y leche. A media taza, la espuma ha desaparecido y circulitos de aceite nadan por la superficie. Quedan apenas tres sorbos y en mi boca quedan aún livianos la mezcla de sabores y texturas que trato fijar como una sensación en mi mente. Una postal que recupero cuando el cuerpo pide socorro.Saco el importe y Sole acude una vez más con la mano extendida. - ¿ya está? -me pregunta-- Ya está -le contesto- - Pues que te vaya bien el resto del día.
Su deseo bien vale un buen sacrificio. El deseo de Sole bien vale un cortadito.
-Hasta otro día, Sole. Cuídate.
Y en la puerta me espera el resto del día que me echo a la espalda.

LA PIEL DEL TOMATE

A mi me pasa que con los años, las viejas neuronas abandonadas con sus recuerdos en lo más profundo de mi cerebro, reivindican su protagonismo y afloran con fuerza en mi memoria. Pero no es ese el problema. El caso es que esos recuerdos, esa vivencias, tienen ahora matices que me permiten interpretarlos de otra manera, saborearlos e incluso alguno de ellos, sufrirlos de forma particular, quizás porque ahora los entiendes en su verdadera magnitud. Situaciones críticas en la vida particular de cada uno, en la que te la juegas sin ser consciente de ello pero que te cambian la vida, palabras que se dicen pero que no debieron salir nunca de nuestra boca y que sin embargo, cambiaron otras vidas; sabores y olores, sentimientos e instantes que forjaron poco a poco nuestro carácter, nuestra manera de interpretar la vida, pero sobre todo, de comprender a nuestros vecinos en esta aventura que es la vida. Uno de estos fines de semana, un amigo me regaló unos tomates. Tomates rojos de un huerto de su padre. Recordó que un día hablamos de ello y le comenté que me moría de ganas de comerme un tomate de los antiguos, de los que tenían la piel fina y apenas le clavabas el cuchillo, soltaban un caldo rojo y un olor intenso a tomate. Con un poco de aceite, ajo, olivicas y pan del día, hoy para mí es un lujo y un placer merecedor de cualquier sacrificio. En otros tiempos era algo natural y carente de importancia. Cuento esto porque, aunque se dice mucho, se insiste hasta el aburrimiento, nuestra experiencia diaria con las cosas, las personas, con la vida, nos está marcando y no sabemos qué pasará con ellas. Ni siquiera si volveremos a sentirlas. Es una pena, y lo digo sobre todo por mí mismo y en voz alta, que corramos tanto, casi volemos sobre nuestra existencia y no saboreemos cada uno de nuestros pasos. El otro día, viendo un pueblo magnífico, íbamos todos cámaras en mano haciendo fotos como almas desbocadas queriendo captar el mejor ángulo de rincones. En un momento de lucidez, me di cuenta que era mejor disfrutar placenteramente de la visión de aquello que perder el tiempo en la foto. ¿Para qué me sirve la foto?. Sin embargo, el recuerdo, el placer, la sensación, me acompañará para siempre. Termino con la historia del tomate. Hoy, por cuestiones de logística, los tomates se cultivan de una variedad que tienen la piel dura y sobre
todo una carne superficial muy espesa y dura que le permite soportar un transporte prolongado y diferentes manipulaciones sin perder su aspecto sano. No sólo han perdido su -para mí- preciado caldo, sino que además, carecen de sabor y olor. Comiéndome los preciados tomates de mi amigo, pensaba en ello: - Mira -me decía- esto es como las personas. Ahora tenemos la piel como los tomates: dura y espesa. Por cuestiones de logística, hemos perdido "el caldo", el sabor y el olor. Teneos prisa y tenemos que estar en muchos sitios. Compartimos pocas cosas con los amigos, con los vecinos e incluso con nuestras parejas. Tenemos miedo por decir lo que sentimos o lo que verdaderamente pensamos. Total que nos quedamos en una mera cuestión de aspecto, vamos como para dar color a una ensalada. Pero qué leches, por una pura cuestión de coherencia con mis neuronas, con las que me tendré que enfrentar en un futuro, me niego a tener la piel dura y no compartir lo que soy y lo que siento con quien quiera hacerse una buena ensalada. De igual manera, espero encontrar otros tomates con los que compartir la mesa de manera franca y sencilla, pero abundante. Con eso, un poco de aceite, ajo y un buen pan de hogaza…….. el mundo por montera

miércoles, 22 de abril de 2009

Mira la luna

Mira la luna
y sueña tu mundo,
sueña tu camino,
sueña tu vida.
Busca en el inmenso oceáno
de tu alma,
la paz.
Busca el sosiego,
la corriente que lleve tu vida
hasta la luz
y dejate llevar
sin temor.
Siente,
goza,
ama
sin temor,
mira,
oye,
camina,
sin temor
Déjate mecer
por el amor que te ofrecen,
cierra los ojos
y toma la brisa
que te lleve,
más allá,.
Mira
y veras
que la luna
luce tu sueño
y ya no es luna,
es la luz de tu camino.

lunes, 23 de marzo de 2009

Un hilillo

Un hilillo de tiempo se descuelga lentamente.
Brilla con reflejos de pasado rancio,
un hilillo que se lleva mi vida
y me deja vacio.

Un hilillo de sol asoma.
Hace fresco,
pero cambiará.
Me apetece cerrar los ojos,
abandonar.

Mis brazos pesan.
Mis párpados, espesos.
Espero algo,
algo que vendrá,
me llevará.
Un hilillo de vida
me queda
me sujeta.
Cómo tarda todo
como se olvida
que poco espero
que espeso
espeto

lunes, 16 de marzo de 2009

Encuentro

........Al verla mis ojos sulfearon por su rostro como en un oceáno tropical. En la seridad de su frente allá en el horizonte esperaba entre la calma la corriente que me arrastrara hasta el intermedio de sus cejas. La fuerza de su mirada me impulsaba a toda velocidad hacia su labios rojos como un ocaso. Sus manos envolvían mis ojos en equilibrio sobre la tabla y cerraban la ola en mi entorno como un castillo de agua. A toda velocidad, surgieron por un costado mis ojos se deslizaron hacia el escote generoso para ganar la calma de la playa. Como una noche misteriosa, un vestido negro circundaba la playa de sus pechos y mis dedos de vez en cuando, tocaban la arena de su piel tostada.........

Nieva

Es como un rumor lejano....´
no,
no...
como si lentamente se resgara el ire.
Es como una mota fría que quema....
no,
no...
como el pinchazo de un deseo vago.
Es como una leve pluma que se precipita....
no,
no....
como un pensamiento roto.
Nieva con un rumor lejano
que rasga el aire,
y cada copo quema como un deseo vago
y se desliza como un pensamento roto.

Mis sueños

Mis sueños aletean entre fantasmas, no se si en medio de un paraíso o en la profundidad de un infierno.

Mis sueños, no se si son sueños. No se si son fantasmas.

Mis sueños en blanco y negro en medio de un paraíso de color. Mis sueños, yo no se si son sueños que aletean para remontar el vuelo o cansinos se precipitan al vacío danzando en el aire, el baile cadencioso de una pluma errante.

Mis sueños…….. ¡¡¡ pero qué sueños !!! si un demonio los secuestró mientras danzaban perdidos entre fantasmas y ya no son sueños, ¡¡¡ no son ya sueños !!!, son pesadillas en blanco y negro; sin color.

No son mis sueños, me los robó el infierno.

........................

La mano dulce del amanecer acarició mi mejilla. Volví mi rostro hacia él y besé, mientras se alejaban, las estrellas. Les dije adiós mientras el amanecer me rodeaba y encendía mi alma para un nuevo día. Adiós noche amante, Adiós silencio efímero, me dejas sólo una vez más hasta el próximo encuentro.

Los amaneceres son iguales pero las noches son traidoras, inciertas, apasionadas a veces, tristes o alegres, pero el manto oscuro que viste la noche, tenga estrellas, viento o lluvia, atempera el alma de forma diferente.

Cuando el cansancio llega, el sopor aligera el cuerpo y la mente, la dulce noche te abraza, protege y hace el amor. Mis sueños recorren sus pechos y lamen ansiosos sus pezones. Mis sueños la miran fijamente a los ojos y acarician su lengua y sus labios levemente mientras la piel de mis sueños sienten erizarse el bello de la noche. Mis sueños recorren con la yema de sus dedos cada centímetro de su cuerpo y en el rostro de mis sueños el aliento agitado de la noche a la vez que su cuerpo, se arquea de placer y es entonces cuando la noche busca lo mejor de mis sueños, los atrapa entre sus piernas y los hace suyos. Mis sueños penetran la noche insaciable pero sin prisa, hasta que la precipita hacia el éxtasis. La noche gime, se resquebraja y retuerce mientras mis sueños la abrazan extenuada hasta que la dulzura y la sonrisa recupera su rostro.
Más tarde mis sueños se vestirán de hombre y partirán con el amanecer, silenciosos, aún con el dulce sabor de la noche entre sus labios, a visitar un nuevo día .

martes, 1 de enero de 2008

Amigo invisible

Una espesa niebla se adueñó de la ciudad apenas sonaron las campanadas y un frío mordiente cortaba la cara. Cumplimos con el ritual del año que finaliza y el siguiente que se nos presenta despacico, segundo a segundo, repleto de júbilo y promesas. Y al día siguiente o mejor dicho, en una basta prolongación de las mismas campanadas que nos hicieron felices, el temor de incumplir promesas, el temor de un ¿qué pasará este año?. El miedo a que el frágil equilibrio de la vida que construimos, se rompa este año. Es el mismo miedo de muchos años, es el pánico a que algo o alguien nos deje al descubierto, desnudos con lo que somos y descubramos que no es suficiente para resistir los vientos frios de la vida. A veces, echo en falta un Dios cercano y lo suficientemente humano para confiarle mis esperanzas, mis fracasos y mi presente, a veces penoso, a veces vital, armonioso y otras caótico...... Quizás por esa orfandad divina aprendí a comprender la naturaleza de la Vida y aceptar que, al igual que para resolver las ecuaciones matemáticas se descomponen los números a su forma más elemental, todo en nosotros mismos se comprende mejor si lo descomponemos en unidades simples e interpretamos nuestro mundo y el de los demás, de la misma manera.
Y es por eso que, en esta mañana fría del primer día de un nuevo año lleno de incertidumbres y que, entre todos tendremos que construir uniendo unidades elementales de nosotros mismos, ofrezco a quien quiera hacer uso de ella, mi sencilla humanidad si le sirve, para que edifique su propio futuro. De esta manera, sabiendo que es feliz o infeliz, afortunado o desdichado, formaré parte de algo más grande que mi propia existencia.

viernes, 30 de noviembre de 2007

No sé

No sé.
El sol se me apetece platedo.
Y un frio extraño.
Un frio como de broma.
De querer y no poder.

No sé.

Hoy el cuerpo me pide calma.
Los párpados me pesan.
La gente ...... me traspasa.
Como si no existiera.
No veo a la gente,
la verdad, me importa un pimiento.

No sé.

Suena el teléfono,
me acucian los correos.
Reclaman.
Exigen.
Piden......pero a mí,
hoy,
la calmame pide sitio.
Me da igual.

No sé.

Una pareja de gorriones
juguetean sobre una rama.
Una rama frente a la ventana.
Al fondo, el sol
como plateado.
Pero me da igual.

No sé.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Puertas


Puerta abierta de una casa.
Puerta cerrada de un alma.
Hoja de madera que se abre,
hoja del alma que cierra.
Que triste la visagra
que abre y cierra;
qué alegre el póstigo que llama.
Madera que el tiempo
resquebraja,
tiempo que la puerta atrapa
y retuerce vetas,
descubre nudos.
Tiempo que el alma
resquebraja,
retuerce recuerdos
y decubre amores.

viernes, 17 de agosto de 2007

Dedicatoria

No dejes que luces estridentes te confundan.
No dejes que los susurros te pierdan,
no dejes que otras manos te guíen.
Donde habitan los sueños
conducen caminos que nadie conoce.
Sólo tú.
Deja de buscar, deja de mirar, deja de oir.
Sólo tú.

jueves, 16 de agosto de 2007

Una brizna de felicidad

Sus manos de largos dedos dibujaban entre serenas y enérgicas, fantasías, nubes y sueños irreales. Sus labios mecían el aire en cada frase y en suave melodía, te atrapaba. A veces se quedaba silenciosa, mirando tras el cristal , como queriendo descubrir la textura del sol que, imponente, casi espeso, se posaba sobre la mesa. El polvo cobraba vida en futiles granos de oro, suspendido, como minúsculas partículas de vida que quisieran compartir, en su lento ir y venir, la quietud del momento. Yo la miraba y silencioso, me dejaba llevar. Sus historias eran dulces. No por la sucesión de acontecimientos. Era dulce escuchar su tono, su amor. Era dulce su cadencia, sus repentinos silencios, eran dulces sus ojos azabache y hasta cuando, en una repentina interrupción, suspiraba y soltaba sus hombros por pronunciados abismos llenos de luchas, sufrimientos y esperas. Martina vivia con la soledad y con ella formaban un todo imcomprensible, un matrimonio forzado pero que a la postre resultaba beneficioso. Los recuerdos, hijos de ambos, deambulaban por todas partes pero Martina los ignoraba porque -decía- deben ser libres y secretos. ¿A quiénes les importa?. Cuando algo importante sucede en la vida es como una flor en un jardín secreto. Sólo en la soledad cuidamos el recuerdo, espurgamos la hierva, le damos agua, apreciamos lo que es y aprendemos. Estaba una vez más enganchado en su magia pero el olor a café me arrancó de golpe. Un leve silvido de la cafetera violó el momento sagrado y Martina en un esfuerzo, consiguió levantar sus ochenta y seis años de la butaca. No era elegante su caminar porque el orgullo de ser quien era le confería un dinamismo que la carga de amores, desamores, victorias y derrotas, no habían logrado apaciguar. La taza humeaba. Fuera, unos niños revoloteaban incansables y el reloj de pared dió los cuartos. De entre los surcos que las arrugas dibujan inmisericordes en su frente, vi un inmeso jardin tallado en cristales que, llenos de vida, se mecían al paso de su mano. Sus recuerdos se agitaban y esparcían de repente por el aire como esporas inquietas en busca de un corazón donde echar raíces y yo abría la tierra para compartir sus sueños, abría los poros de mi piel para que la ilusión anidara, fructificara y el sol de cada mañana me inundara. Yo sólo ansiaba un grano de su paz, sólo quería atrapar una brizna de su felicidad.

A una amiga

La alegría vuelve a tu vida,
vuelven los sueños,
vuelve la luz,
vuelve la sonrisa.

Me alegra que tu mano
sienta de nuevo el calor
de otra mano amiga,

que en la noche
alguien amarre con fuerza tus sueños,

que unos labios naveguen por tu piel
buscando tu alma,

que en tu boca
atraquen los besos más dulces,

que las caricias lleguen,
aniden y se queden definitivamente.

Espero amiga que tu cabalero azul
escuche el susurro del anhelo
y tu errar por mares baldíos cese,

la pasión
que corre por tus venas como un torrente,
encuentre el dique
y lo convierta en manso placer.

Espero amiga, que quien te devolvió la sonrisa
sepa aprovechar todo lo mejor de ti,

quien te devolvió la esperanza
sepa interpretar el cariño,

quien te arrancó de la oscuridad
sepa acompañarte por los caminos de la luz.

Noche de Agosto

Las farolas tiñen de cansino naranja la noche.
El viento mece al silencio y un extraño susurro,
desde lo lejos, serpentea por las calles hasta llegar a mí.
¿que me dicen? solicito a las ramas que indolentes,
danzan levemente,
con dulzura,
al son de los susurros.
Hojas verdes con destellos de oro,
dedos mágicos que acarician al silencio
que el viento mece.
¿que me dicen?
La ciudad me mira y sonrie.......
De repente las ramas se agitan vigorosas,
el viento sacude y el silencio despierta......
Ya no es oro el reflejo ni susurros lo que llega......
¿que ocurre? ..........
.........................
Es la humanidad que hurga en el silencio,
que rompe con sus gritos la noche,
es la humanidad que se torna inhumana,
la vulgaridad humana con destellos de pobredumbre,
son los zombis que la naturaleza escupe
con forma humana......................
¿que me dicen?
¿que ocurre?
Qué mas da. No entiendo el lenguaje de la noche;
pero me gustan los ojos
con los que la ciudad se me insinúa.
Será, mas que nada, una noche de placer.

jueves, 15 de febrero de 2007

Un mensaje en la botella

Un mensaje en una botella es algo íntimo que dejas para que el azar se haga con su destino. No se dónde irá a parar ni quien tendrá el tiempo para leer mi intimidad. No tiene importancia . Sólo es un mensaje a la deriva en un mar inmenso donde toda clase de depredadores, mareas, tormentas y solitarios navegan.

Desde mi isla en medio de la nada quiero ser observador pero las mareas me arrastran, el sol me quema y las tempestades me dañan.

Observo el mundo a mi alrededor, a mí mismo al espejo y me pregunto quién soy y dónde me encuentro. Por más que me lo pregunto no aparecen las respuestas. No veo refugios, no intuyo salidas, no veo sentido a ningún camino. Ni la desesperación me lleva a ninguna parte.

Se que estamos al final de un tiempo y desconozco la fecha final de caducidad de todo el montaje que entre todos hemos construido, pero huele a podrido. No hay lucha que la salve, no hay doctrina que la transforme porque nosotros, todos nosotros, estamos vencidos. Sólo quedan valientes perdidos en batallas inútiles. Sólo quedan héroes aislados que blanden espadas al aire y al que siguen unos cuantos.

Ya no hay esperanza. Ya no hay tiempo. Sólo quedamos nosotros mismos. Mirarnos dentro y preguntarnos si podemos conocernos, comprendernos, perdonarnos y llevar nuestra existencia hacia algún punto no muy lejos del corazón donde encontremos la paz.

Lanzo pues mi mensaje al confín de los mares.